lunes, 31 de enero de 2011

TITO TITO PAJARITO

Pajarito, nació casi en primavera, el 260° día del año 1985. Llegó para formar parte de la familia Listón. Su mamá era muy joven, su papá era un valiente capitán y su hermana mayor, Ania, era una chanchita con carita de melocotón.

Yo la conocí hace muchos años. La recuerdo muy pequeñita, flaca y patuleca. Siempre se caía, no en vano su papá le decía "pata de lana".

Me acuerdo de ella llegando a la guardería. No era raro verla llorar en las mañanas. Siempre le costó separarse de mamá. Felizmente Pajarito entendía que mamá tenía obligaciones, así que no tenía más remedio que quedarse con la miss y con sus amigos jugando a la Bella durmiente. Me causaba mucha risa verla con sus gorritos de lana por donde se asomaban las colitas que mamá le hacía cada mañana.

A Pajarito le gustaba mucho jugar con Ania. Se divertían mucho a pesar de ser tan diferentes. Ania era una guerrera alegre y súper amiguera, aún que un poco cobarde cuando tenía que caminar por la oscuridad o cuando pensaba en los monstruos que viven bajo la cama. Disfrutaba mucho jugando con otros niños, en cambio Pajarito, era más tranquila y reservada. Le costaba hacer amigos, en los cumpleaños siempre estaba cansada, siempre al lado de mamá rogándole que ya regresen a casa…ah, pero eso si, era mas valiente que Ania. Me acuerdo de ella enanita caminado por su casa a oscuras con un vaso de agua para papá.

Cuando papá volvía a casa, él y pajarito veía tele juntos. No era raro escucharlo cantar la tonadita que inventó para su hijita:

"Tito, tito pajarito,

Tito, tito pajarón,

Tito, tito muy chiquito

Tito, tito pajarón

Si tú fueras tan chiquito

Yo sería un pajarón"


Hace mucho no escucho esa canción, seguro Pajarito tampoco.

Pajarito, moría por Ani, su abuela. Era la única persona con la que podía quedarse a dormir sin derramar ni una sola lágrima. Ani, le enseñó a escribir "Tete" a los 4 años y a dibujar corazones con el plumón rojo que usaba para el bingo.

Imagino que Pajarito era feliz. Digo que imagino, porque en este punto de mi vida no recuerdo bien como se siente eso de ser feliz. Pero como todos los cuentos, éste también tiene un capitulo complicado. Pajarito no era una heroína con la vida resulta.

Una mañana Pajarito despertó en un cuarto de hospital. Ella no sabía por qué estaba ahí. La gente le repetía que había intentado volar y no lo había conseguido. Ella no recordaba nada de eso, solo sabía que estaba en el hospital con el mentón remendado, una muelita rota y sus ojos (esos que todo el mundo veía gigantes) morados.

Cuando Pajarito volvió a casa, todo fue diferente. Ania, que fue la primera en enterarse del intento fallido de volar de Pajarito, había perdido mucho tiempo en el colegio. Faltó todo el tiempo que Pajarito estuvo internada, así que tuvieron que contratar a una profesora para que la pobre se nivele. Pajarito nunca lo dijo pero creo que en el fondo se sentía un poco culpable por eso. Además le daba pena que Ania haya sido la que la vio caer. Ania también era chiquita y seguro fue muy feo para ella.

Pajarito, no podía hacer muchas cosas. Los primeros días en casa almorzaba en su cuarto y las ventanas estaban absolutamente prohibidas…ay, como gritaban si se atrevía a acercarse a una.

Su abuelo ahora la llamaba "La novicia voladora", y si, la pobre fue motivo de algunas burlas. Además, se volvió una persona a la que siempre había que echarle un ojo, no vaya a ser que le pase algo.

Pajarito ya no era la niña que solía ser. Ya no habían más gorritos ni colitas. Ya no había más Tito, tito Pajarito. Ahora era mas grande, mas flacucha, mas desorientada y desaliñada.

Ya estaba en el colegio. Digamos que no fue la época que más le gustó, por lo menos no la primaria. La pobre era despistadísima, nunca hacia la tarea…pero eso sí, entendía todito, siempre fue muy inteligente pero la responsabilidad no era su fuerte. Le costaba mucho enfocarse mas de 2 minutos en algo concreto porque su mente volaba.

Todavía puedo verla caminando por la cocina despeinada, sin zapatos y con el uniforme mal puesto. Todavía puedo recordar sus citas con la neuróloga, las pastillas que había que tomar para tener anclada su mente escapadiza, a su profesora después del colegio. Siempre sintiéndose inadecuada, siempre sintiéndose una carga para papá y mamá.

Felizmente Ani, siempre estuvo ahí. Creo que era la única persona con la que Pajarito era ella de verdad. Ani, podía ver mas allá de la carita sucia, de su pelo alborotado y de las malas notas. No había nada mas rico que echarse con la cabecita apoyada en la panza de Ani y sentirla respirar, eso decía Pajarito.

Pajarito, fue creciendo y no volví a saber de ella. El otro día me preguntaron por ella. Fue raro pensar en Pajarito, cuando la conocí éramos de la misma edad, ella era tan libre y yo no era tan dura para juzgar a los demás.

Ahí estaba yo con lágrimas en los ojos. Con 25 años encima, veía a Pajarito como una especie de mostrito, como la encarnación de todo lo que me resulta insoportable. Quería mandarla a bañar y a peinar. Es más, quería que la cambien por otra.

No fui capaz de ver que a esa niña desordenada le dolían las mismas cosas que me duelen a mí. No vi que Pajarito tampoco quería ser lo que era, pero era mas valiente y se aceptaba. Hoy tengo ganas de abrazarla, de decirle que está bien ser así, que no pasa nada malo con ella, que es perfecta así como es.

Los pajaritos tienen alas y éstas solo sirven para una cosa: Volar. Espero que un día Pajarito abra sus alas y vuele muy muy alto y espero, está vez, no volver a perderla de vista.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pajarito no te sientas tan mal y atrevete a volar :)