lunes, 17 de enero de 2011

PSICOLOGÍA PARA DUMMIES – PARTE II

Bueno, aquí está la segunda parte del post.

En la clase también revisamos la historia de una paciente de la profesora. Se trataba de una chica de unos 20 años. Al parecer estaba deprimida (o vivía deprimida). Muy inteligente, pero con poca fuerza de voluntad, a pesar de saber perfectamente que le pasaba y cuál es la raíz de su problema, durante mucho tiempo no hizo nada al respecto. Bueno, si había ido donde otras psicólogas antes, pero no fue muy constante. Además, tenía la costumbre de autosabotearse, le encantaba confirma que era una incapaz, que no era buena en nada de lo que hacía. Dentro de su familia era, como diría A., la hija basura. La culpable de todo, la que estresaba a todo el mundo.

Su vida social por diferentes razones estaba un tanto limitada. Había dejado de frecuentar a muchos amigos. En parte porque sentía que en el fondo parar con ella no era lo mejor del mundo, la gente tendría cosas mejores que hacer que salir con ella. Así que poco a poco dejo de buscar a sus amigos y bueno sus amigos dejaron de buscarla (aquí sí tengo que darle la razón, sí creo que las relaciones van de ida y vuelta y éstas sólo eran de ida, tampoco es justo ser siempre la que dé el primer paso ¿No?).

Puede que la percepción de (pongámosle un nombre…Pepita)…bueno como decía, puede que la percepción de Pepita sea incorrecta. Así funciona nuestra mente, buscamos la manera de que todo lo que pasa (sea bueno, malo o neutro) confirme nuestras creencias. Puede que las cosas no sean como ella las ve, o en todo caso, no todo sea como ella cree. Pero si ella se siente así y por eso es infeliz hay mucho que trabajar.

Por más dura que pueda o no parecer la historia de Pepita, lo que más me impacto fue la parte en la que Pepita cuenta que hace unas semanas se levantó en la madrugada. Una serie de pensamientos horribles la bombardearon. Cuenta que analizó cada aspecto de su vida, desde su físico hasta su vida laboral, pasando por su familia, sus novios, sus amigos y sus proyectos futuros. Estos pensamientos no fueron nada placenteros para Pepita, por el contrario la llenaron de ansiedad. Nada le gustaba, ni su aspecto físico, ni las cosas que pudo haber logrado ni las que podría lograr (Parece ser que Pepita es muy perfeccionista pero su estrategia compensatoria es no hacer nada…si nada saldrá perfecto no vale la pena intentarlo), sin mencionar lo fracasada que se sentía en sus relaciones (con sus novios y con sus amigos). En el fondo pensaba que se merecía las relaciones que había tenido, "debe ser difícil querer a alguien como yo" se repetía cada vez que recordaba que ya casi no tenia amigos o cuando analizaba la relación que tuvo con sus ex's.

Después de un rato esa ansiedad se volvió desesperanza, cuenta Pepa. Pensaba que no valía la pena vivir, nada iba a cambiar, ella seguiría siendo la misma, con todos y sus "insoportables errores", con lo mismo, con todo eso que odiaba de ella misma, con lo que detestaba del mundo en el que vive. Comentó también que no planearía ningún suicidio, más que nada porque lo más probable es que falle y no tendría la fuerza suficiente (para ella nada de lo que hace es suficiente) como para soportar el cargamonton que haría su familia. Pero que si pensaba en morirse más veces de las que le gustaría. Piensa que tal vez podría darle una enfermedad mortal o un infarto o cosas así (aunque me pareció leer que si había pensado tomar pastillas alguna vez, imagino que no elegiría nada doloroso).

Me dio mucha pena leer el caso. Me dio pena ver a una chica como yo o como cualquiera tan disminuida. Imagino que sentirse tan poquita cosa, tan insignificante no deberia ser razón suficiente para pensar en escapar de esta vida, pero cada uno es un mundo y hay personas que a pesar de los problemas ven con esperanza el futuro, ven la luz al final del túnel (aunque suene a cliché) y también hay gente como Pepa que ya perdió toda esperanza y se siente como todo un caso perdido. No tendríamos que juzgar a la gente como Pepa porque debe ser muy difícil levantarse por las mañanas sintiéndose una absoluta nada y de una manera u otra seguir luchando contra la corriente (su propia corriente), luchando contra todas esas ideas que le gritan que no sirve, que no vale nada. Debe costar tanto levantarse, respirar y darse cuenta de que estamos aquí que nada va a cambiar.

Espero saber mas de Pepita, sobretodo cosas buenas. Espero que no la asalten mas los pensamientos suicida. En todo caso, espero que si la asaltan siga negándose a hacerles casos pero lamentablemente uno nunca sabe.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pero como dijiste anteriormente todos en algun momento hemos tenido pensamientos suicidas y lo de los problemas en casa a mi me pasa aveces me he sentido la oveja negra de mi casa , pero pienso que son berrinches de niña engreida :P je , aveces pasa .

Anónimo dijo...

Has escrito, casi, la historia de mi vida.

-V