martes, 3 de abril de 2012

MOMENTO KODAK


El tiempo se va tan lentamente para los que esperan. Pero, ¿Se va adonde? ¿Qué hará el tiempo con nosotros? ¿Que hará con nuestro futuro?. ¿El futuro nos traerá amor y felicidad o soledad y tristeza? ¿El futuro nos llevara por un camino o por otro? ¿Nuestra alma logrará salvarse o será corrompida?. Luchar por los sueños ¿Tiene sentido? ¿El futuro romperá nuestros sueños como un cristal? ¿El futuro nos cobrará nuestros crímenes o el futuro nos dará la oportunidad de redimirnos? ¿Habrá el merecido final feliz? ¿Habrá desolación y tristeza? ¿Triunfará el bien? ¿Triunfara el mal? 

El tiempo se va lentamente...¿Hacia dónde? 

Sacamos fotos para congelar el tiempo, para que no se vaya, pero el tiempo se va lentamente. Nos encantan las fotos, nos encanta el tiempo congelado. A quién no le gustaría una foto del futuro ¿no?. El futuro que imaginamos, nuestros deseos, son ensayos del futuro; nuestros deseos son fotos del futuro.

A veces el futuro nos hace un guiño, nos deja espiarlo, robarle una foto, como si fuéramos paparazzis del destino. Es más fácil pensar que hay un destino escrito, que simplemente avanzamos hacia él, pero el futuro es volátil, una simple decisión, y todo cambia. Un error, un traspié, una acción, una omisión, y las fotos del futuro cambian. 

Las fotos del futuro son imprecisas. El pasado no se puede cambiar, el presente esta ocurriendo, pero el futuro…el futuro cambia cada instante. Queremos correr contra el tiempo, anticiparnos, detenerlo, pero es una perdida de tiempo ¿no?Lo que hacemos o lo que no hacemos va moldeando el futuro. Un segundo antes y tenies un final feliz; un segundo después y todo cambia.

El futuro es una foto que cambia constantemente. Al futuro no se le puede sacar fotos, porque cambia todo el tiempo. Hoy tiene una cara, mañana otra. Hoy está…y mañana no está.”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Como dices, "nos encanta el tiempo congelado", pero esa también es una apetencia como cualquier otra, apetencia humana, apetencia capaz de desaparecer. Si lo decidimos, si de pronto nos duele demasiado querer una imagen que no podemos tener aún. Es, pues, cuestión de un poco de esperanza en que esa foto habrá merecido la pena. Y todos podremos verla, con las manos arrugadas algunos, otros rompiendo un vidrio con las manos enrojecidas por la ira.

A.I.K.