martes, 29 de mayo de 2012

CALMA...TODO ESTÁ EN CALMA

Nada asusta tanto como el silencio que antecede a las tormentas o a la retirada del mar antes de un Tsunami. Uno sientes esa paz extraña, fingida. Como si la vida se burlara. Como si la realidad te dijera: Esto te gusta? Si, no? Bueno, ni te acostumbres porque está por armarse la gorda.

Odio el silencio que antecede a las tormentas. Odio la retirada del mar antes del Tsunami. Odio tener el alma adormecida. Odio saber que la crisis me pisa los talones. Odio caminar al borde del abismo en puntas de pie.

Si viene la tormenta, que venga. Y que me agarre en medio de la calle, sin paraguas y con poca ropa.

lunes, 28 de mayo de 2012

EL MAL DE LA ÉPOCA

El mal de la época no es ni el hambre ni la pobreza. Tampoco la violencia ni las guerras.

En todos lados hay angustia y depresión, pero tampoco esto es el mal de la época. A mayor tecnología, mayor incomunicación. La incomunicación es un serio problema, pero tampoco es el mal de la época.

La ciencia avanza en la lucha contra las enfermedades, pero nuevas plagas y virus siempre van un paso más adelante; sin embargo, esto tampoco es el mal de la época.

Hambre, pobreza, violencia, agresión, angustia, depresión, la incomunicación, enfermedades, plagas…son todos hijos del verdadero mal de la época, la soledad. Y saber esto, es donde radica nuestro poder.

Nietzsche dijo; para vivir solo uno tiene que ser un animal o un Dios. No es bueno que el hombre este solo dicen que dijo Dios. La soledad es mala consejera decían los viejos. Acompañado todo es más fácil; sin embargo los hombres le escapan al compromiso de unirse unos a otros. Nadie quiere la soledad sin embargo todos tienden a la soledad.

No estar solo requiere un esfuerzo que muy pocos hacen. Se paga un precio muy alto por estar solo. El aislamiento te vuelve débil, frágil y a veces por no estar solo terminamos solos. Por eso la soledad es el verdadero mal de la época.